La historia olvidada del Día de la Madre

La historia olvidada del Día de la Madre

mayo 13, 2018 0 Por jotave

La historia olvidada del Día de la Madre

La historia olvidada del Día de la Madre

La historia olvidada del Día de la Madre

La historia olvidada del Día de la Madre, se remonta a 1870 cuando la escritora estadounidense Julia Ward convocó a todas las madres del mundo a rebelarse contra la guerra, en una desgarradora proclama pacifista que mantiene su vigencia. La proclama convocaba a un Congreso Internacional de Madres para promover alianzas entre diferentes nacionalidades y el arreglo amistoso de cuestiones internacionales.

Mientras países por todo el mundo celebran el Día de las Madres en diferentes fechas del año, en varios países, incluso los Estados Unidos, Italia, Australia, Bélgica, Dinamarca, Finlandia y Turquía, se celebra el segundo domingo de mayo.

Los orígenes de la fiesta oficial en los Estados Unidos se remontan a 1870, cuando Julia Ward Howe, abolicionista mejor recordada como la poeta que escribió ” El Himno de la Batalla de la República,” se dedicó a establecer un ‘’Día de las Madres para promover la paz. ’’ Howe consagró la celebración a la erradicación de la guerra y organizó las fiestas en Boston durante muchos años.

En 1907, la filadelfiana Anna Jarvis lanzó una campaña para que el Día de la Madre se reconociera oficialmente, cosa que hizo el Presidente Woodrow Wilson en 1914, proclamando un día de fiesta nacional y una “expresión pública de nuestro amor y reverencia hacia todas las madres.”

La historia olvidada del Día de la Madre

La historia olvidada del Día de la Madre

La celebración comercializada de hoy día, con dulces, flores, certificados de regalo y cenas en restaurantes lujosos, tiene poca semejanza a la visión original de Howe. Las reacciones conservadoras lograron convertir aquella propuesta en la celebración comercial del Día de la Madre, que se ha generalizado en buena parte del mundo.

¡Levántense, mujeres de hoy! ¡Levántense todas las que tienen corazones, sin importar que su bautismo haya sido de agua o de lágrimas! Digan con firmeza: “No permitiremos que los asuntos sean decididos por agencias irrelevantes. Nuestros maridos no regresarán a nosotras en busca de caricias y aplausos, apestando a matanzas. No se llevarán a nuestros hijos para que desaprendan todo lo que hemos podido enseñarles acerca de la caridad, la compasión y la paciencia”. Nosotras, mujeres de un país, tendremos demasiada compasión hacia aquellas de otro país, como para permitir que nuestros hijos sean entrenados para herir a los suyos. Desde el seno de una tierra devastada, una voz se alza con la nuestra y dice: “¡Desarma! ¡Desarma!” La espada del asesinato no es la balanza de la justicia. La sangre no limpia el deshonor, ni la violencia es señal de posesión.

Julia Ward, Proclama del Día de las Madres, 1870

 

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